

Formentera, 24 Septiembre 2025
La jornada de ayer dejó a Formentera con el corazón encogido. En menos de una hora, dos incendios casi simultáneos se declararon en diferentes puntos de la isla, generando una mezcla de miedo y rabia entre la población. La rápida actuación de vecinos y de los servicios de emergencia evitó una tragedia mayor, pero las sospechas sobre un posible origen intencionado vuelven a resonar con fuerza.
No se fue el de ayer de un hecho aislado ya que el pasado agosto, otros dos fuegos de características similares ya encendieron las alarmas. Aunque de menor magnitud, los informes técnicos apuntaron a que también pudieron haber sido provocados, lo que dibujaba un inquietante patrón.
La hipótesis de que alguien está actuando deliberadamente contra la seguridad y el entorno natural de la isla gana peso. La casualidad de los horarios, la existencia de focos múltiples y la elección de días con fuerte viento no pasaron desapercibidos para vecinos y autoridades.
Con el recuerdo aún vivo de grandes incendios pasados, la población afronta estas nuevas emergencias con la sensación de estar en el punto de mira de un pirómano. Una amenaza invisible que genera tensión y que recuerda la fragilidad de la isla frente al fuego.
Dos incendios en un solo día
El 23 de septiembre, entre las 12 y las 13 horas, se declaró un primer incendio de pequeña magnitud en el Camí de ses Vinyes, entre Es Pujols y Sant Ferran. Fue controlado rápidamente y apenas afectó a una superficie reducida de matorral.
El segundo fuego, mucho más serio, se originó en la zona de es Mal Pas, en Migjorn, y presentó al menos dos focos distintos, lo que reforzó las sospechas de intencionalidad. Vecinos de la zona intentaron frenar las llamas con mangueras de sus casas mientras llegaban los bomberos, y un camión de suministro de agua que se encontraba en la zona, facilitó las primeras labores de contención.
La intervención conjunta de vecinos, bomberos, Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil e IBANAT permitió estabilizar el fuego en apenas media hora. Aun así, la inquietud permaneció, especialmente porque el incendio coincidió con uno de los días más ventosos de las últimas semanas.
Precedentes en agosto
El 26 de agosto ya se habían producido dos conatos de incendio en zonas próximas a Sant Ferran y ses Bardetes. Aunque fueron de menor tamaño y quedaron rápidamente extinguidos, el informe de los Agentes de Medio Ambiente concluyó que probablemente habían sido provocados.
Estos episodios, sumados a los dos nuevos de septiembre, hicieron que la hipótesis de un pirómano actuando en Formentera comenzara a tomar fuerza, aumentando el temor y la indignación entre la población.
El recuerdo de 2017
La memoria colectiva de la isla todavía recordaba los devastadores incendios de cala Saona en 2017, que arrasaron 30 hectáreas de bosque en tres episodios distintos. En aquel momento, las investigaciones no lograron determinar con certeza un origen intencionado, pero los múltiples focos y la magnitud del desastre dejaron una huella difícil de borrar.
Hoy, tras los últimos sucesos, la isla volvía a revivir aquellas imágenes con el temor añadido de que esta vez sí pudiera tratarse de una mano detrás del fuego. La sensación de desprotección se extendió entre los vecinos, que exigieron respuestas y mayores medidas de seguridad para evitar que Formentera vuelva a enfrentarse a una catástrofe medioambiental de mayor escala.

Soy Ramón Tur, quien está detrás de todo lo que se escribe y fotografía en esta web sobre Formentera.
Descubrí la isla en 1972 cuando mis padres, a bordo de la mítica Joven Dolores, me llevaron por primera vez a pasar unos días de vacaciones desde Ibiza y aquello fue un amor a primera vista que, con el paso del tiempo, se ha reforzado hasta convertir Formentera en mi lugar de residencia desde hace ya muchos años.
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