Formentera News

Un hinchable a pie de playa

 

Multa a la opulencia

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Formentera, 9 de Julio de 2025

Quien visitó la tranquila playa de s’Alga, en el islote de Espalmador, el pasado fin de semana se encontró con una escena más propia de un parque acuático privado que de un espacio natural protegido —un enorme hinchable fondeado casi sobre la orilla, acompañado de mesas, sillas y pérgolas plantadas directamente sobre la arena.

El montaje, colgado en un vídeo que se viralizó en Instagram, procedía de un yate fondeado a pocos metros y terminó costándole a sus responsables una denuncia por ocupar el dominio público marítimo-terrestre sin autorización.

Este no es un simple caso de turistas despistados. La acción se produjo dentro del Parc Natural de ses Salines, un lugar sometido a la más estricta protección ambiental. Aunque la ley balear prevé multas de hasta 6 000 € para infracciones de este tipo, la facilidad con la que algunos propietarios de grandes embarcaciones despliegan infraestructuras de lujo en plena playa plantea dudas sobre la eficacia real de esas sanciones.

El episodio, sin embargo, no es aislado. Apenas dos meses antes, otro megayate montó a escasos metros del agua un “comedor de lujo” en la playa de Migjorn, con carpas de más de dos metros de altura y una mesa puesta para una docena de comensales. Los agentes de la Guardia Civil y del Consell tuvieron que intervenir de nuevo.

El vídeo que lo destapó todo

El pasado domingo por la mañana una usuaria de Instagram grabó y difundió las imágenes de una estructura flotante hinchable pegada a la orilla de la playa en el islote de Espalmador. Sobre la misma línea de playa se veían además mesas, sillas plegables y una gran pérgola que ofrecía sombra a los tripulantes del yate fondeado frente al islote. La escena sorprendió a bañistas y navegantes, que no tardaron en etiquetar a cuentas locales de denuncia y a medios de comunicación.

Intervención de los Agentes de Medio Ambiente

Alertados por las redes sociales, un Agente de Medio Ambiente del Parc Natural de ses Salines se desplazó hasta el lugar. Allí localizó in situ el hinchable y el mobiliario y procedió a identificar a los responsables por ocupación no autorizada del dominio público en un espacio natural protegido. El agente levantó acta y la denuncia ha iniciado ya su trámite administrativo.

La Ley de conservación de los espacios de relevancia ambiental (LECO) tipifica este tipo de ocupaciones como infracción grave, con sanciones que pueden llegar a los 6 000 €. Además, al producirse dentro de un parque natural, la instalación vulnera el plan de usos específico del espacio, lo que puede agravar la responsabilidad. Aun así, la cuantía máxima representa una fracción mínima del coste del mantenimiento anual de un yate de lujo.

No es la primera vez que pasa este año

El 17 de mayo, a la altura del km 10,8 de la playa de Migjorn, los tripulantes del Emerald, un yate de 48 m de eslora con bandera maltesa, montaron dos carpas a pie de arena para ofrecer un almuerzo privado. Bajo ellas dispusieron una mesa para al menos doce personas con copas, vajilla y cubertería traídas de a bordo. La Guardia Civil acudió tras la alerta por ocupación ilegal y, en coordinación con la Policía Local, identificó a los responsables; el Consell de Formentera tramita ahora la denuncia. El patrón se repite: lujo desmedido, uso privativo del litoral y una infracción que apenas compromete el bolsillo de quien navega en un barco valorado en varios millones.

La verdadera medida disuasoria

Los episodios de Espalmador y Migjorn evidencian que la retirada inmediata de los elementos que incumplen la normativa debería ser la primera acción de las autoridades.
Si un hinchable gigante o una carpa de “cinco estrellas” desaparecen de la playa en cuestión de minutos, el mensaje es claro y directo. Porque, seamos sinceros, ¿qué supone una multa de 6 000 € para alguien que puede permitirse navegar un yate valorado en millones de euros?

Mientras la sanción económica siga siendo casi anecdótica para gente con este músculo financiero, preservar el litoral pasa por actuar con la misma rapidez con la que algunos convierten la arena pública en su salón privado.

Soy Ramón Tur, quien está detrás de todo lo que se escribe y fotografía en esta web sobre Formentera.
Descubrí la isla en 1972 cuando mis padres, a bordo de la mítica Joven Dolores, me llevaron por primera vez a pasar unos días de vacaciones desde Ibiza y aquello fue un amor a primera vista que, con el paso del tiempo, se ha reforzado hasta convertir Formentera en mi lugar de residencia desde hace ya muchos años.
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